domingo, 9 de enero de 2011

Sobre el arte y el no arte


Últimamente me he encontrado con una pregunta bastante sorprendente. Nunca había pensado en ello. Todo comenzó en el inicio de la exposición de Estridentismo en la Pinacoteca Diego Rivera de Xalapa, cuando una persona me preguntó hasta qué punto algo era una obra de arte. Esto nos lleva no sólo a delimitar "hasta qué punto algo es arte", sino qué es el arte para empezar.

Quise evitar meterme en asuntos filosóficos, (algo estúpido, porque en el arte subyace la filosofía, la estética está plagada de... ), pero para mí era importante partir de la nada. Le expliqué que esa pregunta es difícil, que no creía saber la respuesta. La necesidad de crear arte nos orilla a tener una forma de hacerlo; ya sea la dificultad del modo de creación, o la maestría con que se hace nos lleva al perfeccionamiento de dicha técnica y con ello a una obra de arte. Pero aquello que se sale de las técnicas, las que son nuevas, las vanguardias ultrararas se consideran arte por la imposición de una nueva técnica.

Habría que aclarar que el arte pasa por diferentes etapas a lo largo de la existencia humana, desde el arte prehispánico (para nosotros) hasta el posmoderno. Hay una especie de ruptura en la "objetivididad" del arte, cuando el posmodernismo viene a desequilibrar la mente humana en sus concepciones artísticas. El nihilismo, el existencialismo y otras golosinas mentales vinieron a cambiar la forma de hacer arte, a renovar la técnica. Es ahí, en ese momento histórico cuando las reglas se rompen, el momento de la verdad ha llegado. Es por esto que decir qué es arte y qué no, es contradictorio, podemos, aunque no debemos. Al llegar a la crisis posmoderna, como ya he dicho, la objetividad con la que se había estado guíando el arte se fractura para convertirse en subjetividad artística, y ésta está encadenada a nuestra experiencia estética; esto es, las cosas que hemos podido percibir, lo que nos ha llevado al sentimiento de lo sublime, ya sea el sublime hermoso o el sublime horroroso.

El arte es lo que queramos. Es el aquello que nos lleva a sentir algo, sea lo que sea. Sin importar que sea bueno o malo. Para un joven El gran masturbador de Salvador Dalí puede ser arte, en tanto que para otro chico puede no serlo. Mientras que al primero le trajo una emoción cualquiera, al segundo no le ha ocasionado ningún tipo de sentimiento. Pero según algunos filósofos y algunos literatos e ideólogos de izquierda, el arte nunca está al servicio del poder, cuando pasa a las manos de la burgesía deja de tener el título de arte para pasar a herramienta. Paco Ignacio Taibo II dice que, en el ámbito de la literatura (el arte de la letra), que la literatura es subersiva per sé, que la literatura nos hace rebeldes, estériles de órdenes de sumisión ante el poder conservador. Que nos enseña a escalar estantes de libros porque sabemos que el Kamasutra está en la cima.

¿Qué es el arte? Qué importa lo que los críticos digan sobre esto. ¿Qué importan los tratados de filosofía estética? Si tenemos nuestra capacidad de ver y sentir, de conjuntar ideas y estructuras, emociones y conocimientos. ¿Qué importa quién dice qué es el arte si a fin de cuentas tenemos nuestra propia sensibilización? La experiencia estética.

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